La Pedagogía se diferencia de tantos otros discursos que versan sobre la condición humana, por el tipo de mirada que proyecta; siempre dirigida hacia el desarrollo de la libertad y la consciencia del sujeto.
Lo pedagógico, así entendido, es considerado un discurso celoso, un versar que desconfía de la respuesta dada, pues lo pedagógico conoce la paradoja del observador que observa, entiende que no puede dar una respuesta cerrada al entendimiento de un sistema, una parte del sujeto que observa al sistema desde adentro. O sea, recordando palabras de Heinseberg: "es imposible que el hombre comprenda la vida, de la misma manera que es imposible que un pez conozca la belleza del mar".
Aunque más tarde nos dedicaremos a dar ciertas aproximaciones acerca de qué es la pedagogía postmoderna y qué tipo de discurso pedagógico esta naciendo; este inicio sólo solicita un marco para comprender lecturas posteriores.
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Eran las cinco de la tarde y estaba a punto de entrar por la puerta del portal de mi casa. En ese momento aparece una madre con sus dos hijas; les abro la puerta y les digo que pasen primero; La niñas avanzan y cuando están cruzando les digo "buenas tardes chicas". Ellas no responden y la madre, sensiblemente molesta, tan solo me lanza una mirada desafiante. Sin dirigirme una palabra ninguna de las tres, prosiguen su andadura y yo, marcho pensativo.
Eran las cinco de la tarde y estaba a punto de entrar por la puerta del portal de mi casa. En ese momento aparece una madre con sus dos hijas; les abro la puerta y les digo que pasen primero; La niñas avanzan y cuando están cruzando les digo "buenas tardes chicas". Ellas no responden y la madre, sensiblemente molesta, tan solo me lanza una mirada desafiante. Sin dirigirme una palabra ninguna de las tres, prosiguen su andadura y yo, marcho pensativo.
¿Es bastante común esta escena, no? De pequeño se nos dice "no hables con extraños". Y aquí encuentro un primer introyecto antipedagógico. Un introyecto es aquello que nos han dicho de pequeños y nos hemos tragado sin discutir, por ejemplo "Hay que trabajar para ser alguien en la vida" " las mujeres son .... " " no confíes en nadie"... Estas pequeñas incursiones lingüísticas se quedan dentro de nosotros y dirigen la toma de muchas decisiones de nuestra vida.
¿¿No hables a extraños??? entonces ¿sólo hay que hablar con quien conozco?..
Otra de las particularidades de lo pedagógico es que siempre "pesa más el pasivo que el activo de lo que se dice", es decir, la pedagogía atiende al cómo, al susurro que siempre viaja con el comunicador.
Decir no hables a extraños (a expensas de obviar el modo en que la persona lo dijo "asustado, tranquilizando, en contacto con el niño, desde un teléfono a 1000 km de distancia y con la voz quebrada) supone que el adulto le dice es frase neutralmente (imposible hazaña pese a que todas las leyes educativas de este país y de prácticamente todos consideran lo pedagógico como una práctica fundamentalmente normativa).
¿Qué quieres decir esta frase? "No hables con extraños"
- Los demás son malos, desconfía de ellos.
- Saludar muestra debilidad
- La vida es prevención, previsión.
- Quieren algo de ti.
- Ciérrate a las experiencias (a los de repentes pedagógicos) y ve abriéndote lenta y cautelosamente
-...
Y es así, esta pequeña frase incluye tanto mensaje oculto... Y sin embargo la seguimos usando padres y maestros. Mi pregunta ahora es ¿el problema esta en la frase? Hay algo malo en decirle a un niño "no hables con extraños"? Sin duda la madre o el padres lo que le quieren decir al niño es, "hijo, hay gente mala en el mundo que te puede raptar o hacerte daño". Como hay 2 de cada 1000, prefiero que no hables con ninguna, así ASEGURO que estés bien.
Otra particularidad del discurso pedagógico es que atiende a que lo que los pasos de un hombre, son los pasos de la humanidad. Y en este sentido, no se puede educar en paz con el miedo a un secuestro; de la misma manera que entiende que si los niños aprenden a mirar con confianza al mundo, no desconfiarán más tarde de él.
Entiendo el miedo de los padres. Otro aspecto importante en el discurso pedagógico actual es comprender que tras un niño a un sistema familiar y que tras un padre se esconde, a su vez, un hombre que fue hijo. Esto lo solemos olvidar, y vemos a los padres deshumanizados, lejanos a las vulnerabilidades propias de un sujeto en experiencia.
Entiendo los miedos de los padres, sin ellos sería una pedagogía ciega y soberbia. Así como también entiendo que hablar sobre una frase neutral tiene limitaciones. Pues no se puede generalizar en educación ya que la pedagogía es puramente contextual. No tiene ningún alcance lo escrito, lo pedagógico no trata de convencer; tan solo de crear ecos para que el sujeto observe y decida.
Por eso, todo esto no es más que una invitación a la reflexión sobre este tipo de introyectos, sobre estas particularidades que a veces parece que son nada y más tarden se transforman en algo complicado.
¿Por qué tanta importancia en ser conscientes de los introyectos? ¿porqué tanta importante en no crear esas cegueras en los niños? Aquí usted ya debería estar pensando sus respuestas...
Quizás porque saludar es recibir al otro, es mi relación con el otro, con el mundo que yo construyo. El otro es un puente hacia el conocimiento de mi mismo...
También porque saludar al otro hace que sonría y yo sonrío, porque saludar al otro hace que me sienta acogido, porque saludar me hace formar parte....
Y por último, y ya para despedirnos. No hay nada seguro en la vida;
"la vida es un de repente"
Aunque esto lo trataremos más tarde.